Evolución de las transnacionales: Los retos del derecho contemporáneo

uando comenzaba a escribir este texto, el inicio era de esta forma: “Hay hechos que sucedieron en otras épocas y que a la luz de nuestra realidad resultan inverosímiles, por ejemplo, una jornada laboral que no sea de ocho horas…” y entonces me vinieron a la mente empresas ensambladoras que, no solo tiene jornadas que exceden esos límites, sino que, establecen turnos nocturnos y los intercalan sin piedad.

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Entonces, qué pasa frente a esta realidad y cómo se atisba frente a la visión de los hechos del primero de mayo y que año con año celebramos, ¿dónde queda esta jornada de ocho horas? Es subjetivo porque, aunque la ley establece claramente cómo debe ser el trabajo, la realidad es que ha sido tan flexibilizada, a modo de las grandes empresas, que, en lugar de ayudar al trabajador, es que ayudan a las empresas.


Hay dos formas de ver esto, la primera es si pensamos en que se trata de una ley proteccionista, que cuida al empleado, obligando a la empresa a pagar horas extras, jornadas ampliadas, días inhabiles que han sido trabajados, y que se tabulan diferente al trabajo norma, esta pareciera una victoria laboral, pero, si el punto de vista se modifica un poco, entonces es la ley, que permite, a cambio de un poco más de dinero, hacer que el trabajador haga jornadas ampliadas, trabaje días inhábiles, y sea obligado a estar siempre a disposición (como una mera mercancía) de los intereses empresariales.